La implicación de Fernando Lallana, formador en emprendimiento, en Social Business Factory viene desde mucho antes de ser así nombrada. Una “satisfacción”, así nos lo ha comentado, por haber participado en esta herramienta que abre la puerta al emprendimiento a personas en riesgo de vulnerabilidad social por razones de discapacidad
¿Cuál es tu vinculación con Social Business Factory?
Desde el momento cero, con el presidente de CECAP, Andrés Martínez, vimos la importancia de abrir una vía al emprendimiento que complementara con el formato por cuenta ajena para la inserción profesional de los participantes. Formo parte del lanzamiento de esta herramienta surgida en el año 2017.
Llevo muchos años vinculado al emprendimiento e ideamos este concepto de emprendimiento inclusivo de una manera muy pionera. Hicimos una prueba piloto con un primer grupo en la Universidad, sin aún tener el título, para ver cómo funcionaba, y los resultados fueron muy buenos. Ahí nos lanzamos a ofertar a la Universidad de Castilla-La Mancha la posibilidad de crear el título propio de Emprendimiento Inclusivo. Ahí es donde arranca SBF como una herramienta técnica donde se diseñan las acciones formativas de capacitación que facilita el proceso emprendedor a las personas que pasan por aquí, y por otro lado, con cada promoción surge un proyecto con la intención de llevar a la práctica. De aquí surte Abono Café, Electric Guitar Lab. y otros proyectos que están en marcha.
¿Qué carencias existían en aquel momento para dar el paso de crear SBF?
Vimos la necesidad de abrir aún más las posibilidades de inserción profesional de los participantes, porque veíamos que el formato por cuenta ajena era muy difícil. En el mejor de los casos, las empresas que no tiene asimilado el concepto de inclusión, incorporan a estas personas con ánimo de hacer un favor y de modo asistencia. Esto está bien, pero es insuficiente.
Estas personas tienen muchas capacidades, tienen muchos talentos que se podrían despertar y que se podrían desarrollar. El modelo de emprendimiento es muy propicio al desarrollo de estas capacidades, ya que los sitúa en un entorno donde tienen que dar lo mejor de ellos mismos, se enfrentan a situaciones nuevas, salen de la zona de confort y sienten el liderazgo de acometer un proyecto que es de ellos. De esta manera les sitúa en un enclave de desarrollo de capacidades mucho más ambicioso que el formato por cuenta ajena.
Un proyecto ambicioso y que ha demostrado que va por buen camino…
Es un camino de largo plazo. Sabíamos desde el principio de la dificultad que tenía este formato. Hemos sido pioneros en España en convencer a una universidad para crear este título propio, y hemos tenido experiencias en la Universidad de Extremadura, además de que hemos creado contacto con la Universidad de Sevilla que quiere incorporar a su currículum este proyecto.
Es un trabajo muy complicado, pero es muy satisfactorio, en el que vamos aprendiendo poco a poco.
Hay un par de proyectos que están más consolidados, hay dos o tres que surgieron el año pasado, de este curso que hemos terminado hace unas semanas, y estamos trabajando en la idea de poder llevarlos a la práctica.
Los alumnos se han enfrentado a la situación del COVID-19, con un curso que estaba recién empezado y que ha acabado siendo E-learning. ¿Qué resultado ha tenido?
En marzo nos dio tiempo a hacer una clase presencial y justo ahí se cortó. La verdad es que fui un poco pesimista, porque si ya de por sí es una formación complicada, incluso en el aula, on-line era todo un reto. Debo decir que me equivoqué. Los alumnos han participado de una manera proactiva, con mucho interés, y a mí me ha sorprendido cómo ha ido el curso. Esto nos demuestra que somos capaces de hacer muchas más cosas de lo que pensamos.
El reto, la satisfacción, el interés y lo bonito de este proyecto es que nos lanzamos a una aventura, asumiendo el concepto de emprendedor, nos lanzamos a un terreno inhóspito, con las “armas” que tenemos, fortaleciendo esas armas-capacidades, y descubriendo cada día cosas nuevas.
¿Qué nos espera para el curso que viene?
No estamos dejando de trabajar. Seguimos con alianzas: una muy positiva es con Ferrovial está colaborando dentro de su línea de responsabilidad social. Esto nos viene muy bien porque, gracias a todo el ecosistema que tiene ferrovial: alianzas, posibilidades, negocios, etc. estamos tratando de incorporar algunos de los proyectos que han salido de esta última promoción.
Al final el proyecto, ¿qué sentimientos te causa?
Yo que llevo dedicado muchos años al emprendimiento, este es uno de los proyectos más bonitos en los que me he involucrado, quizá por la dificultad y por el reto que supone. No hay muchas experiencias que relacionen emprendimiento y discapacidad. Aún la gente nos dice que “estamos locos”, pero creo que el emprendimiento tiene una parte que va mucho más allá de montar una empresa. Si vas al diccionario, emprender es: cualquier actividad que busca un objetivo, donde se exige un riesgo y te exige un esfuerzo. Esto, muchas veces, no tiene nada que ver con montar una empresa. No es sólo montar una empresa, sino que es dar lo mejor de uno mismo; es ponerte retos; es estar ilusionado; es fortalecer y desarrollar y exprimir todas tus capacidades y eso, llevado al campo mercantil, es emprender un negocio. Algo que te permita vivir de ello.
Emprender estamos emprendiendo todos los días. Este es el concepto y que los participantes entienden muy bien porque, a priori, montar una empresa es algo que les supera pero si les convences de que emprender es levantarse todos los días, hacer un curso o estar motivado, ellos se empiezan a incorporar eso y empiezan a vislumbrar y a identificar capacidades que necesitan para cualquier cosa de su vida, y luego les resulta mucho más fácil trasladarlas al concepto de emprendimiento mercantil.