Desde hace 21 años, Yolanda Salinero es profesora de la Universidad de Castilla-La Mancha, dentro del Área de Organización de Empresas, en el departamento de Administración de Empresas de Toledo. Tan solo desde hace cinco años tiene una muy buena relación con el Grupo de Entidades Sociales CECAP, desde que forma parte de su Observatorio de la Especificidad y se hace cargo de impartir los cursos de Emprendimiento Inclusivo.
Háblanos de tus comienzos…
Para mí fue un lujo, una suerte y una experiencia enriquecedora hacerme cargo de los cursos de Emprendimiento Inclusivo. La vicerrectora, Fátima Guadamillas, me lo ofreció por “sensibilidad” hacia el alumnado, y es muy gratificante. Nunca había trabajado con personas con discapacidad y puedo decir que es un lujo trabajar con ellos porque aprendo más de ellos que ellos de mí.
¿En qué momento te encuentras dentro del Observatorio?
En estos momentos estamos llevando a cabio estudios a partir de los cursos de Emprendimiento y Especificidad. Aún no estamos muy avanzados, estamos en fase de cuestionarios, análisis de la evolución de los participantes si emprenden y les funciona bien la empresa y tiene más o menos éxito, estudiaremos si adquieren habilidades que les sirven para su vida cotidiana
El curso de Emprendimiento de Toledo únicamente les proporciona conocimientos para crear las empresas; y en Talavera de la Reina no montan las empresas, sino que facilitan la introducción de participantes en empresas y sabemos que están muy contentos.
¿Cómo afrontan los participantes que en un futuro puedan ser dueños de sus propias empresas?
Al principio, hace cinco años, era todo más “quimera”, pero hasta la concepción nuestra porque pensábamos que lo podíamos conseguir pero todo como un sueño. Los participantes estaban ilusionados pero siempre estaba esa sensación de “ya iremos viendo”.
Cuando se creó Abono Café y empezaron a trabajar, ahí sí que notábamos que, al hacer el curso, o cuando íbamos a negociar con el Ayuntamiento, a limpiar la parcela, etc., ellos tuvieron un gran progreso, se fueron empoderando y haciéndose a la idea de que, lo que empezó en las clases del mes de octubre ya no era un sueño sino que era una realidad.
Después de aquello, para el resto de promociones, ha sido más fácil porque ya existía esa experiencia. Ya veían que sus compañeros de Abono Café tenían sus horarios, su trabajo y su retribución al final del mes y esa sensación se ha notado en positivo en las posteriores promociones.
¿Qué aporta este Observatorio a nuestros participantes y la sociedad?
Un Observatorio es algo muy positivo. Es un “ente” en el que trabajamos desde distintas ramas y conocimientos donde hay terapeutas ocupacionales, de empresas, de trabajo social o logopedas, es decir, trabajan distintas personas de distintas materias donde cada uno podemos dar nuestra visión sobre la especificidad o la discapacidad; y aportamos según nuestros conocimientos y experiencias en distintas áreas. Yo creo que es importante ver qué se está haciendo; qué resultados se obtienen; son los esperados o no. Es importante valorarlo.
A nivel de Worhshop, es muy importante que nos juntemos personas que tenemos las mismas “inquietudes” sobre la especificidad para conocer qué están haciendo en otros sitios, en otras áreas y en otras facultades. Todo eso enriquece y todo suma.